Sunday, November 24, 2019

El pasado nos resulta tan necesario como el agua que tomamos. La reconstrucción histórica alimenta nuestra reflexión y es de la memoria y la imaginación como nos pensamos. Armar las piezas de nuestra familia interior es un trabajo de años, porque esa es la familia que nos da identidad, la que nos forma para sumar en nuestro entorno a los que van llegando, los que se van sumando, el armado de la red social es un trabajo incesante, hasta el fin de nuestros días. Si me pienso cuando tuve y cuando no tuve red, la diferencia es enorme. Muchas veces faltaron los padres para completar las figuritas del juego y sin los padres es imposible pensarse. La orfandad y la melancolía van juntas, la orfandad impone una especie de negación de la historia, pero hay que rescatar a los padres del olvido y ponerlos en el lugar que les corresponde. El pasado siempre se actualiza en el hoy. Las heridas del pasado se reparan gracias a las fuerzas luminosas de la vida, la construcción de una identidad más noble que supera el dolor, el trabajo de años de terapia para soldar las grietas, para tejer los abismos y recomponer las vivencias.

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