Wednesday, September 29, 2004

Las arboreas almas

Se siente como si uno, contemplandose por dentro, habitara junto a su corazon en el lecho o en el nido de la amada, como si el temor o el miedo circundara los vàstagos opresivos de la mirada, un sopor de nebulosa nocturna, de mermelada caliente, de perfume sabatico.
Se siente la otredad, la invalidez de lo incierto, la concurrencia del tiempo estelar y el espacio de los deseos, como si andar por el mundo fuera navegar con las velas bajas a la deriva, dejandose llevar por el espesor fino de las superficies de las aguas. Se siente la herida, la batalla, la mordedura; el frio a veces de una ridicula cocina del ser que estalla a veces en mil pedazos haciendose sol, afortunada llovizna, gris presencia del estìo.
Se siente la noche, el cùmulo vacio y latente, la profundidad abovedada del espiritu, profundidad sinfonica, melodiosa, compuesta de arpegios y pequeñas sonatas vasculares.
Se siente la prisa en la debilidad, la angustia como mordedura de los ocasos, la nada, la niebla ultima de una blanca morada, donde a veces habitan los pájaros,a veces los consagrados tiburones, relampagos del mar y de la conciencia.
Se siente el fragor del amor a veces teñido de desesperanza, la cancion ultima de la hierba en las grandes extensiones y praderas, lagunas de juncos. merodeo de las aguas en torno a un circulo silencioso de atardecer, cuando el dia cae azul y verde con el croar de las ranas y el chillar de una gran bandada de inutiles flamencos.

Santiago Linari