Monday, February 26, 2018

En que atrasos, en cuantos impedimentos, cuantos obstáculos tuve que afrontar para aprender a ser, para leer y escribir en este país de difícil lectura, para entenderme, para llevar siempre la semilla de la enfermedad bipolar en mis desaciertos, en mis bloqueos, en todas las dificultades que tuve para hablar, para comprender, tanto de niño como de adolescente la realidad se me hacia sinuosa, abismal hasta llegar a los primeros episodios, las primeras manias que me llevaban a incendiarlo todo, a emocionar un mundo que me llevaba de las narices, un mundo donde la gente se revolucionaba a si misma , donde mi mama resucitaba , donde mi padre dejaba manchas en las paredes, encuentros como manchas, triunfos como manchas de lo que no puedo olvidar de mis propias emergencias, de mi grito en el desierto, de todos mis viajes en el cuerpo, mi cuerpo viajado, que me honraba sentir, en todas las visitas, en todas las caídas de la enfermedad Bipolar algo se aprende para ascender mas alto, algo que se puede mostrar como los signos de una escritura que se derrama en la sangre hacia el sol de un nuevo renacer.

Wednesday, February 21, 2018

Escribir es la danza perfecta, el envión que te hace falta para darte todo el alimento necesario, de la escritura de todos los demonios al salto bipolar donde hay un gigante y un enano, todo hecho de palabras para amotinarse en los barcos de la alegría, para gozar de los Buenos aires, en los cielos profundos, que duermen detrás de la ironia del viento y de los platos vacios. El hambre de los hermanos en la bestia del puente de la locura, los mal llevados, los mal entendidos del desprecio, de la alienación, por todos los cantos posibles al dolor de tu mirada, a la madre universal, amasando el pan en un grito, en un tejido lleno de llanto, la nadadora de mares eternos, la sufrida madre de los tiempos, en alpargatas, llena de bolsas y de pobreza y de lucha, en el entusiasmo de la sangre, de las manos cuarteadas como profundas raíces en la tierra, se hunde y amaga al sol, a la lluvia, su honor, su dignidad, siempre luchando por un amanecer, por un nacimiento, por una nueva redención.

Friday, February 16, 2018

Buenos aires en mi pulmón, en mis piernas, en todas mis noches emplumadas. Mi ciudad como una enredadera, siempre queriendo en los corazones la tristeza, la melancolía, pero también en un surgir desde el sol, desde sus cielos, los parques como manos, las avenidas, el movimiento incesante de un pueblo como una entelequia, como la razón de ser de todas sus aspiraciones, de sus dichas, habidas en las palabras sueltas de sus ventanales, de sus contrastes, de sus matices. Formas que se abren como amapolas, como la visión desde el colectivo, la ciudad que se va pariendo a si misma en su sala gigantesca; la ciudad que sangra y se abre de piernas para dejarlo todo como si fuera un niño o un pan. Todo lo que me dice la ciudad de su gente, de los secretos dolores de cada uno, de la maravillosa esperanza, todo lo que nombra en su nombre, en su mirada, por la razón de un beso o de una cuchillada, Buenos aires, en los cementerios, en la sonrisa de mi madre, que todavía anda por ahí, en noches de vela, en mis manos mientras escribo, en todas mis intenciones, en la potencia de mis delirios en sus delirios, magnifico corazón de la luz, de la siembra poderosa, del árbol que nos abraza con la mordedura de una rama.

Thursday, February 15, 2018

Mi ciudad sangra, mas alla de un tango, se pierden los países en otras avenidas, como si fueran brazos, siento que voy como un cartero a ninguna parte, que soy del destierro la parte sucia y dolorosa de la esperanza, la que renace entre orquestas a veces, la que mira y se pierde en la mirada, la que habla como un eco su propia desolación cuando atraviesa la ausencia, la melancolía de ser como el desierto, de no poder estar en otras voces, sin amigos que es como llorar el desamor de tus ventanales, de tus refugios, la soledad que canto la deje ahí, para que se vaya arrugando en un servicio de limpieza que me va dejando lleno de nudos.

Wednesday, February 14, 2018

Para perderse en los caminos, en las ciudades, en los pueblos, en todas las fronteras, los idiomas en mi cabeza planetaria, donde a veces trato de encontrarme o de perderme en el misterio de los paisajes, de mis madrugadas, de toda mi música, en un mundo donde los otros se reencuentran con sus exilios y los mios, desde un país que a veces deje de amar, un país de cuarteles, de uniformes, de desapariciones, todo eso tendría que ir contando en otros países que me esperan para ser, para hablar con otras palabras mezcladas, también para ignorarme y disfrazarme, para sangrar en el invierno, cuando me esperaste y no supe ser, en una estación de tren, mientras leia y me perdia en todas las novelas como un quijote, como un desamparado por la orfandad de ciertas alambradas y prisiones donde estuve, para ser país marcado, de las postergaciones, de las esperanzas truncas, de todas las malformaciones, las amputaciones, los sueños privados y colectivos, las malas compañías en el aterrador precipicio del ombligo, donde nacen todas mis amistades, con mis palabras, dentro de todos mis idiomas y mis países para un puente del dolor.
Mis silencios son enredaderas profundas que se hacen palabra, como quien en la escena del dolor renace en el acontecimiento, en la proliferación de su contar. Los números de mi dolor son los muros inyectados en mi conciencia por el aparato psiquiátrico, me dejo llevar al silencio por toda esa industria de los hospitales desde donde renazco y me desintegro. La razón de ser de mi psiquiatria es poder sumar mi sentir a mis palabras, a todos mis duelos, a la posibilidad de mis revanchas, de mi alimento como conocimiento o luz para desplegarse en la mas alta psiquiatría del saber, de la conciencia liberada de tantos encierros, de la posibilidad del vuelo liberador, de la constancia, del esfuerzo como desarrollo de una palabra que se desata, que se desnuda, que se equilibra. Siento la esperanza de mis olas, de mis amaneceres, hasta de mis propios pasillos donde sigo buscando la realidad en tus ojos, en tu manera de atenderme en la larga lista de los enfermos musicales que caen de esperanza con el corazón puesto en las baldosas por los desaparecidos, en las calles donde fue muerte, yo voy como rebotandome de tanto artificio, de tanto sudor, de tanta temperatura.