Tuesday, July 24, 2012

El útero es un paisaje solar que se lleva toda la vida, es una estrella de agua marina que envuelve al niño que soy sobre tu mirada de madre. Es que estoy adentro tuyo palpitando mis océanos y en cada noche floreciente con aromas sutiles me dejo temblar de placer por un cuerpo que me posee. Madre: déjame dormir en tu pecho, aliméntame de locura y no de encierro, dame tu primera palabra con un flautín o una armónica déjame descubrir la música que hay en tu mirada cuídame de los golpes, por favor, cuídame de los muertos madre que eres el horizonte que todo lo abarca Yo no se nada de partos ni de sangre, madre yo tengo tibias las manos y duermo en tu regazo con una canción de cuna que nunca olvidaré siento mi recogimiento de niño en torno a mi nacimiento y a veces entre llantos el milagro de tus caricias como el mar apacible caricias como olas ondulantes como huevos de avestruz como guitarras o mandolinas Tengo un complejo de Edipo tardío escribo sobre un útero que me envuelve con la mirada de un pintor de paisajes sobre un pecho lleno de leche para dar los primeros pasos de niño antes de tu muerte y me descubro mayor, ambivalente, lleno a veces de pereza con mucho sol en la garganta con mucha sed de paraísos para caminar en las baldosas de mi barrio las calles luminosas, los edificios como fantasmas de una comedia Y me dejo ir por la caminata observando a través de las ventanillas del colectivo como sopla la vida en la gente de la ciudad y en las enramadas del invierno voy descubriendo los fríos mas intensos y me refugio en tus mantas en tu cama de mujer y de madre con ese camisón blanco con esas piernas largas y flacas con esas manos como lunas con esos párpados cerrados que son como los párpados de un ángel.