Friday, September 29, 2017

Voy a deshojar la escritura, quiero hacer un libro con los pedazos que sobreviven a mi historia; por ejemplo bañar los caballos, verlos revolcarse, escribir esos cuerpos, esa tierra, ese sol. Y escribir en una tentativa un poco miserable la razón de mi vida irracional, la gente que me acompaña en el dia a dia, mis sueños detrás de los bastidores un mañana pleno en la plenitud de las pequeñas cosas, cuando los recuerdos recuperados por la psiquiatría, por los grupos en el semblante de las horas calle arriba, señores de mis heridas, lotería de mi fracaso, tango de mi coraje, que mania deliciosa puede traicionarme en un mundo lleno de traidores como sentir la angustia del espanto, los molinos de viento, las figuras, los grilletes en el sueño del gran automóvil, ahora que los espejos retrovisores, ahora que me acompañan todas las canciones, en todos los tugurios, en esta calesita de barrio, en este paquete de lujo del nacimiento precoz de una mañana con detergente, contaminada por la policía, por lo sucio de sus calzoncillos, por toda la mancha que habla de mi en la pared, por los años cumplidos de un cuerpo que se relame, que se explora y se debate con todos los silencios, con todas las madrugadas.

Tuesday, September 26, 2017

En esa mesa se reunia el cura con el ladron, con el militar, con el banquero y yo apenas tenia lugar para ver en lo que discutían, todos abrazados al dinero, claro que los campos no eran paisaje, eran dolor de fusilamientos y en la mesa todos hablaban de los campos, de las monedas que se conseguían, de toda la leche y la verdura, pero yo no hablaba, yo me escondia , yo me reprimia porque miraba los bordes de los pinceles y en el olor de la trementina y en los girasoles la miraba a elena, del otro lado de los cortinados, porque se hablaba de mucha mierda que yo callaba, se hablaba sin hablar de todos los pesos pesados de los cadáveres exquisitos, de la piedra de toque de las ganancias, de las acciones, se hablaba del capital y yo me hundia en los girasoles, porque no un mundo gratuito, como el mundo de los pajaros, porque señor cura, el cristo de los gitanos, la sombra de mi hermana, la pianola, digo yo, porque obedecer, eso, porque tengo que obedecer.

Sunday, September 24, 2017

Nuevos escenarios de mi vida, en otros ámbitos que no se, pero estas siempre del otro lado del alambre tejido, estamos todos en un enorme gallinero mundial, somos parte del juego, nos abrimos paso entre ceniza y niebla y a veces recordamos los viejos tiempos y nos anudamos a el, nos retorcemos como en un quejido debajo de grandes cielos y nos hacemos muy chiquitos también con el fin de reencontrarnos, muchas veces de sublevarnos. Siempre empezamos por actuar la función en la mitad del acto, cuando se produce el entrevero en nuestros corazones, cuando se apagan nuestros sentimientos, entramos todos juntos al lugar elegido y nos pavoneamos en la escritura, nos damos a conocer como si fueramos ratas. En esa gran constelación en la que vivimos todos hay pan para todos y también felicidad, que a veces se rompe, se desgasta, se afirma colosalmente en un mundo elegido por todos, lleno de sol y de grandes nubes borrascosas, como enormes montañas detrás de los rascacielos de una ciudad que dibujamos entre todos, de calles que todos caminamos al unisono como en una gran melodía o como en una gran enfermedad.
Abrirse a la nocion de panorama, de espectáculo, de paisaje de ideas, los contenidos del misterio, de la fulguración placentera del nacer otra vez a la vida, ya que se trata de nacer una y mil veces y también de morir, como si no hubiera tierra, apenas llanto para la metamorfosis que se adueña de nosotros y de nuestra realidad, sin dejar de sucumbir a todas las estrategias del lenguaje y de la infancia, habria que buscar en las alturas de las montañas para verse desnudo, rodeado de animales, como preparándose para la travesia bíblica, también para perdonar, también para entender mejor cual fue nuestro papel, cercado a veces por nuestro rigor y costumbre, el imperativo de una ideología que hace fuerza por expresarse y mata y luego tortura y luego se disfraza de santo, se viste de decente y secuestra y siempre cria a sus niños y siempre los adormece, detrás de la oscuridad que presiento, de la muerte de las ideologías o de su revelación, las extremas ideologías que son como la sangre caída de los pajaros de la poesía, de arrancar miserias y luchas, de embestir con el cuerpo las cicatrices, los vientos perfumados de la muerte en la derrota de las cárceles, de los crímenes, de la soledad de los pensamientos que atraviesan la locura del despojo.

Saturday, September 23, 2017

Sobre el paisaje del dolor tal vez comprenderas todo el misterio, toda la sabiduría oculta. Hace falta ser un poco el maestro de uno mismo y al mismo tiempo, encontrar quien te reciba, quien te de un lugar en su corazón para que puedas despertar. Eso te pido, para que cuando desemboques en tu propio silencio sepas asumir de la mutilación de tu cuerpo, alguna danza posible, algo que te sirva para merecer el propio trabajo, la vela que arde solitaria de noche, y espera ya fuera de toda decadencia, un momento para brillar y dejar que otros brillen, para que el brillo sea mayor. Y asi te dare un instante en que tus manos, aferradas a otras manos sepan escribir la red viviente que te guía encima de las tormentas bipolares hacia otros mundos, en el esfuerzo de sacudir las hojas y de transmitir una alegría plena, con el desplegarse de las campanas, con la plenitud de un sol que hace nacer los brotes en la tierra, de la semilla del nacimiento, acaso el tuyo o el mio, pero un nacimiento que abre nuevas puertas y nuevos reinos, en una manera de sentir los sabores y los aromas de todo este presente que anida en las grandes orquestas, en los sentimientos mios de ver el paisaje, de vivir adentro del paisaje, también como un espacio de felicidad al sentir de la cigarra, de la mujer, del amigo y de toda la psiquiatría.

Tuesday, September 19, 2017

Todo lo que espero de mis manos es que me dibujen el cuerpo con palabras. Que sepan deletrear el horizonte de mi pensamiento, sin niebla, concretando acaso un abrazo especial con quien me lee. Necesito volcar mi temperamento en este huerto lleno de berenjenas y frutillas, cercado por otros huertos soñados, con ese olor especial de la tierra mojada, que si no lo sientes, la escuchas a ella tocando el citar desde muy lejos, y vos haciendo el amor debajo de los puentes, refugiado de guerra por autopistas, por campamentos y selvas y toda clase de animales y de opio; algo que te diran que es una aventura, pero la mejor aventura es la de tus dedos en el teclado dándole forma desnuda al cuerpo de diamante, al cuerpo solar que atraviesa como un secreto la madera, la tempestad del invierno como si fuera un amor que se desgaja, que se atraviesa, que se ensaya y se pincha y a veces se martillea como los amores inútiles, algunos sexuados, otros inverosímiles que pertenecen al reino de la travesura, cuando el niño aprende a mirar con ojos de niño mas alla de las ventanas, en las cosechas, en los tiempos de venir a cantar sin canto la palabra contra el muro, contra la guerra, por todo el tabacal, toda la arena del sembradío, el paisaje del niño que se desnuda en el paisaje y ve llover detrás de su llanto la mirada que nace en Elena, la propia mirada del acantilado, de su pena en la travesura que insiste con encender la gran fogata, con incendiar el gran mundo para atravesarlo de deseo.
Este libro gratuito que se acomoda según mi propia manera de pensarme y exigirme, yo que trato de armar las piezas sueltas de un juego que comienza con mi padre, con su muerte, su legado. En ese escondrijo que soy, como me veo terminando mi vida, disfrutando de momentos que son mismidad pero también pensando en proyectos que no se ajustan, que no me enseñan a dormir, yo tratando de permanecer firme, de poder realizarme, de encontrar el mundo de mis lectores, de poder vivir de esto como quisiera mi hermano, como no comprende, como soy capaz de no poder comprender mi soledad como escritor sin mercado, sin certamen, con las venas en sangre por hacerme acompañar, por la compañía de los otros, por todo el pedazo de tiempo que paso con los demás, mi vicisitud bipolar, que apenas se corrige, mi debilidad y al mismo tiempo mi fuerza de ir soñando como quijote, en contar una historia subvertida de mamà, que teme lo temerario, de ir por los pasillos de la casa de su hijo, de los tantos caminos abiertos en su cuerpo, de las tantas mansiones abandonadas de su tristeza, los recorridos de la música, los estallidos, las nervaduras; las cosas que hace con los pinceles, con su desnudo como si fuera una flor que florece en mi con el olor de las castañas quemadas en parís, en los inviernos de su llanto, de mi protesta, en todos los mundos que se queman, en todas las guerras que se incendian, por todos los caminos multiplicados, todas las servidumbres para el corazón que se abre y se deleita en los cielos profundos, en los avatares del dolor, de la tibieza de los números, de la razón de existir en las palabras, como si se domesticara de niño, como si cavara una fosa profunda para derramar sus lagrimas, en ese espacio secreto de su infancia, cuando duerme y se emociona y se arrebata y de pronto grita, porque esta solo entre sus muertos, en sus cementerios, hablando de bóvedas, de lapidas, de mortajas, de blanca nieves, de todos los cuentos infantiles, de toda esa muerte en los floreros, esa muerte suave y liviana, como es la muerte de los cielos tempranos, mientras te hablo, mientras te espero y soy un poco como vos, mientras te pienso.

Tuesday, September 12, 2017

Y esa especie de encantamiento que es la ciudad, que es la escritura de tus calles, tus luces y tus sombras; todos tus aullidos, tus lamentos y tus silencios nocturnos. Yo ya no siento mas la miseria, siento que la vida arde, que el llanto es como la mordedura de un nacimiento; que en alguna parte me estoy sembrando de mi propio niño, en la nervadura ideal de un sueño, de todos los sueños como emboscadas de la realidad; el sueño que se mira a si mismo en el pleno sentimiento de un amor originario, como en el barrio de Palermo, en las plazas y en los bares, a media sombra esta vez, acaso tras los pasos que da la gente en mis pasos, todos los aplausos de la platea, esos ensueños libertarios, esas maneras bipolares de sentir en la pintura, en la música y en los libros algo que danza en su propio misterio y devenir, un invento precioso, una ciudad de maravilla como los cuentos de niños, como las fantasias y el mundo en los pasillos, en su juventud, en su voz de madre, en sus manos mágicas, todo resonaría como un poema, algunos lo leerían al pasar, otros se quedarían en la puerta, otros dejarìan una flor o una moneda, pero siempre inventariamos la novedad del primer rostro, la primera escritura en la arena , en las calesitas, en las sortijas bipolares.
Al escribir me desenredo y me vuelvo a enredar de mi propio cuerpo desnudo, me visto con los mejores paisajes, me voy pariendo de mis propios padres a mis locuras de tiempos hermosos, de galopadas en el sol atravesado, de llanuras y palabras en la casa de campo, donde los rascacielos para mirar la vida, los ríos profundos de interminable hojarasca, en mi sala de partos donde me nombran sobre el llanto de una cocina que humea, de una soledad que va creando su propio despertar ,a veces a escondidas en los altillos, con los primos, con las tias, todo lo que fue mi infancia, lo que pude respirar de ella en los ahogos, en las casas vecinas, en las calles, siempre soñando el sueño de los ladrones, de la caceria sin final, de las bibliotecas y los libros y toda la aventura de leer, toda la tentativa de escribirse y no desmoronarse, a veces la imposibilidad de la palabra, los bloqueos para escribir la yegua, la maravillosa yegua del campo, la cicatriz de las cosas que quedaron muy lejos y que se ven a través de una ventana, cuando fue un mundo sin recuerdos, de no poder ubicarse en tu mirada, de no saber preguntar.

Sunday, September 10, 2017

Detrás del reino, la parábola de la traición y de allí, como remontar, como volver a construir los pedazos rotos, algunos que no quieren volver a soldarse; dar la cara para recibir una ofensa, una hostilidad lejana y entonces, la insula dolorosa, las manos del perdón amputadas, crucificado por la eterna condena de la locura, de la que no se habla, de la que se siente vergüenza, la imperdonable locura que te hiere por dentro, tus propios actos que se vuelven en tu contra, una lectura del devenir en otros manicomios, lo que puedes hacer por mi a pesar de todo, lo que me hace sentir miserable, arrepentido, también juzgado por el humor absurdo del dolor, si ya todo fuera una mentira, pero lo incomprensible de tus actos que son como rayos, desiertos profundos en la primavera que se brota en tu cabeza, en la sangre de tus propios impulsos donde cae ese altar que habias colocado en lo alto, tu propio hogar ahora vencido, ahora arruinado en los brazos de mama, cuando en tus brazos se muere también la cordura del rostro bipolar.

Saturday, September 09, 2017

La imaginación vuela mas alla de la realidad, donde te veo parir, te veo morir y llevarme en andas y sonreir en la punta de la mesa donde esta toda la familia reunida. Donde hay imaginación hay un escudo y una poderosa flecha y un castillo y un fuego encendido, porque donde faltas, yo te tengo presente, donde no estas yo te invento. Por todas esas noches estrelladas, noches como preguntas inmensas, de un niño que mas grande, conocería la locura de inventarse a si mismo y verte en el mismo camino con el cielo despejado, con las manos como agua, con la mirada de la dulzura de una diosa, mamà, donde te registro aun en mi interior, tan bipolar como yo, en los enredos del subvertir distancias y familias, en la composición de nuevos paisajes como melancolías, como tristezas que te tengo en mi mas alla de tuyas, apretadas tristezas y a veces como licores, de sabores, de profundas alegrías que levantan aromos y danzas, que te miro, que siempre te miro en tus recortes, en tus angulos, en tus fotografías que son mi manera de abordarte, mi manera de seguir adelante, yo que te resucite, yo que te tengo viva en mi interior, con tu voz de terciopelo, en tu pecho desnudo, como te desnudas para abrirte de la muerte en una ceremonia de sol y mar, para amarte, siempre.
De la mente nacen los cuervos Los que aprendemos a crecer entre ráfagas de viento vivimos atados a las camas del hospital psiquiátrico donde una voz murmura la cuenta diaria de la pastilla de halopidol. Apiñados entre la niebla y el frío esperamos en largas filas el consuelo gratuito del tabaco para perdernos en las galerias grises, las interminables escaleras que conducen al abismo infinito. Somos muchos los llamados a padecer las huellas del mundo dividido. Engrosamos las filas de una multitud silenciada por estadisticas y espejos. En largas habitaciones el hombre olvida sus pesadillas a costa de sueños de espanto, letanías dolorosas y complejas peregrinaciones por la ciudad sitiada. La inmensa mole de ventanas enrejadas lleva la conciencia propia del tedio en una arquitectura mental llamada : hospital Borda. Los límites de sus puertas y sus guardianes son los límites del mundo. Aquí, el imperio de la dolorosa muerte. Allí , la libertad que nos arrancan. Formamos parte de la vergüenza y el dolor de cada familia, somos diferentes, singulares, nos refugiamos entre las mantas con el deseo de ser tan sólo oscuridad. Es el sueño el gran liberador de nuestro sufrimiento, la paz que nos anuncia una libertad que no tenemos. Mañana nuestros rostros serán la galería de un mundo que no quiere saber quiénes somos. Por eso nuestro trastorno es una intuición de la vana indiferencia humana. En cada casa, cada calle, cada pueblo , somos el cuerpo caído en el final de la oscura ruta; cuerpo perdido, juzgado y sepultado en un otoño innombrable y prohibido. A estas horas donde yo he perdido la mirada, queda la habitación del manicomio como un recuerdo laberíntico de señales y reflejos que no pueden ser escuchados o interpretados. Este padre de familia, corredor de mundos por viejas autopistas, choca con la primera ciudad que ve sola y cae en ella y muere en ella, sobre todo porque la intuye fantásmagorica. Solo ve un sol que cae y anuncia su llegada al mundo en un parking de shoping y esta perdido sin una sombra que le señale el camino de su rostro. En esos interminables espejos busca con alma exquisita el desliz favorito de una ocurrencia salvadora para llenarse de mundos, paisajes de la mente solitaria junto al puente del hombre donde siempre descansa su necesidad de palabra. Miro mas allá del sol una ciudad de prisioneros , hombres sedientos de libertad y reconocimiento que son y serán los esclavos de siempre mirando ciegamente los techos. La sociedad celebra al márgen de estas paredes todas las trivialidades que el loco murmura para si como una paradoja. Es que él jamás fue convidado a la fiesta, siempre se sintió dueño de un sueño de palabras que no llegaban a tiempo, muriendo en los bautizmos, en todas las cruces familiares, surgiendo de las batallas, peleando su metro cuadrado, mientras el siglo apura, la gente se emborracha, se llega siempre tarde a todas partes y es la última apuesta, voy entre vencedores y vencidos a la última prisión esposado. Las cadenas negras son mi grito desde donde me apago como una estrella. Así caminé contra el frío y el hielo. Así viví las últimas vacaciones de mi innoble desocupación. Ahora soy la parte de silencio que le falta a una palabra para ser palabra. Y no he olvidado la locura. Santiago Linari

Tuesday, September 05, 2017

Y a veces no se donde poner mi tiempo, donde puedo ampararme sobre la tarde que respira soles profundos o vientos que degradan el caminar por la vereda de Buenos aires, por la ciudadela llena de música y de gente encorvada en sus apariencias, en su videncias dolorosas, melancólicas, por momentos felices. Pero siempre hay que pensar en la dulce compañía, en la madre sola, en el hijo que llora todas las primaveras. Hay que empezar por todo lo tachado, por la mirada del cielo, para atravesar los mares con nuevas naves, a pesar de los números, de los quebrantos, de las sociedades anónimas y de los gritos de todas las profundas acechanzas, siempre es tiempo de seguir respirando, de sacar la parte viva de tanto desastre y la nueva orientación por ese anonimato callejero, por ese hospital donde crecen y mueren las enfermedades, se desviven de ilusiones los enfermos, convidan a nuevas estrategias de rinoceronte, en el zoo de la vida donde el cazador caza a su caceria, siempre verde la magia del abanico en el dolor de los únicos ausentes, los malvivientes de lo mal vivido en las manos de dios, en la tentativa incesante de curarse, de mojar con agua sus heridas en el ciclo que abre el porvenir como una flor o como un huevo que se rompe o como la frase que aturde por el sol que calienta sobre los hombros, sobre el lunar atravesado en la nariz profunda de su desnudo, de su cuerpo doloroso, de su ambicion de tanto dinero que va perdiendo entre todas sus ambiciones se va quedando solo, hecho de simple mugre de ceniza, como porfìa de algo batido entre las olas, mientras llora y se cuece como un fideo.

Monday, September 04, 2017

Siempre que tuviera en sus raíces las palabras, alentaría su identidad, sacando agua de un pozo, siempre alentaría su identidad bailando en un hospital cercano. Seria como moverse y a veces confundirse y replegarse; seria un poco como cuando cocina, sentir su cuerpo encumbrado en el tiempo, en la danza de la sopa, de la ternura del pollo, su cuerpo como un ingrediente mas que trastabilla en ocasiones por el columpio mágico de la conciencia, en la danza del caballero, en la danza amiga y compañera de toda la salud de los enfermos, donde se inclina la tarde junto a tu espalda, junto a tus manos, como que me llama poderosamente la atención esa curvatura de la espalda en otras espaldas, esa reminiscencia de la mirada mas profunda, esa invención de las manos aunando voluntades, siempre con todos, recorriendo el circulo de lo que se bailara después en otras danzas, porque donde hay danza no hay locura, el cuerpo esta como ceñido a su movimiento espectral, a su deseo de ensamblarse, de la mirada en los otros, de los brazos extendidos como poemas que se escriben al pasar, con el sentimiento del fuego, del pájaro que por un momento puede ser si mismo como pájaro hombre, como lagarto o como perro, un regalo de la vida, una celebración, un homenaje a todos lo que intentan crecer mas alla de sus heridas, con sus dolores a cuestas, a veces murmurando los propios episodios, las grandes caídas del corazón, donde llora la niebla su melancolía y desespera pero también canta y se asombra, se levanta gracias a todos los que ponen el hombro por el, a todos los que hacen fuerza por levantarlo y el lo siente y el se mueve y el reconoce la huella de la vida, la pasión de renacer.

Saturday, September 02, 2017

Sucedió un dia, que no podía hablar, y tenia dos hijas y las abrazaba y ahora escucho la música de ese abrazo y a veces me siento callando, por no haberme merecido yo niño, acaso por todas esas desprolijidades de ser un poco papa y un poco enfermo, atravesando rutas con ellas, también atravesando edades, como si fueran pedazos de juguetes rotos que armamos y desarmamos; pedazos de sueños comunes que se cumplieron, de amores rotos que se fueron como un silbido o como en una pantalla de cine los amorosos enamorados de siempre, los grandes inviernos musicales donde la aventura es el frio de los besos que quedaron congelados, el abrazo a mis hijas es como el abrazo a una gran montaña, es como una casa con un fuego encendido, es como todos los abrazos, único en el paisaje de los grandes océanos , de las batallas por la salud, cuando la mente lucha por desasirse de sus propias tormentas; es un abrazo como un puerto, como un barco, un abrazo necesario para abrir las mañanas, la lucha de los escarabajos en la arena, el tiempo del devenir hombre, padre e hijo para siempre.
Hay muchas historias atravesadas en los rincones del muro, donde a veces las palabras resignadas se sublevan porque el mundo familiar deja huellas de otros mundos que quedaron aplazados. Por eso yo juego con palabras en el puro instante y me dejo llevar por el latido de una rosa, de noche, en ese país de los columpios, me dejo atravesar por el deseo de una mujer que me duele, como si quedara ensartado en mi propia locura de merecerla o no merecerla, todas las manos para sonreírle de la mejor manera ahora que escribo mi condición bipolar, que trato de detener mi condición oscilante, de no dividirme, de no representar al caballero de las moscas. En fin, ese mundo de playas interminables, de paisajes difusos; ese mundo que me contiene en la red de Indra, en el corazón viviente de su lazo sistémico, por las esperadas mansedumbres, por los reflejos rebeldes, por toda esa paz que celebre en mi interior y que me supe ganar detrás de los cortinados de mi dolor, en aquellos encierros sufridos, en el tedio de las huellas del horizonte, de la eterna madrugada, de la penumbra en que me tuvieron arrojado.