En todo momento me siento inspirado por las calles de Buenos aires; mi cuerpo hecho de ventanas, de recortes, de ángulos , de balcones, mi cuerpo que da al rio en una amplia costanera, bastión de la mirada mas profunda, un habito curioso que se aprende de rama en rama, en todas las hojas, en todos los cielos hermosos, como los balcones y las terrazas, caminando por las veredas me inspiro para contarte un cuento, una historia feliz que ocurre en argentina donde ciertas cosas duelen por doler y otras nos embriagan de ternura, como en el cuento de los enanos, los meditadores de la vía que se improvisa en casa , el cuento de nunca acabar que se escribe con las dos manos en la tierra, mientras hay siembra y es noche y todo sabe a menta.

No es una película, es la realidad. En el fondo muchas veces confundo ficción y realidad, hombre y actor, pero la verdad es que nadie me está filmando, la película de mi vida no se va a rodar nunca, mis reacciones locas no son genialidad romántica, son mas bien expresiones de una impotencia y de una imposibilidad de relación, de aislamiento, de profunda soledad y como diría el maestro budista una forma errónea de entenderse y de pensarse.

Quiero sumar algo novedoso, como son las enseñanzas que recibo, mi mente en paz que tiene tanto para dar, mi salud en un lugar impecable, a pesar de mis ojos, mis mejores pensamientos para la gente que amo, para mis amigos, para mi familia, esa energía que renuevo, momento a momento, el pensamiento positivo que funda mi libertad y mi estar en el mundo, toda la vocación de una nueva mañana para estar con otros, para siempre admirar y rever en los sueños y en las ilusiones el pasado que se transforma en escritura, la escritura que se deja llevar hacia el futuro, durmiendo una nueva noche, en plena navidad, la idea de comenzar un año con todas las ganas, la idea de derramarme en ansias poderosas, como poderosas meditaciones, que armonizan la vida, el espíritu, la luz que lo impregna todo desde una oscuridad ya presentida y superada, un dolor que fue abono de tantas cosas, de tanta alegría y pasión y curiosidad y aprendizaje.

Soy la parte que me queda de un horizonte muy lejano Las ausencias y las distancias se unieron muchas veces para vencerme. En alguna parte de mi mismo me parieron para que camine Y escriba lo que pienso En mi sentir siempre hay un niño y un árbol y un molino Me dejo llevar por todas las notas del pentagrama Las que tienen hambre las que sufren las que todavía se conmueven Hay en mi un padre que se rehace con las piezas sueltas de mis padres Una forma de inventarse y nacer de las manos de los hijos Todavía hay algo de hijo en mi Como los molinos de viento llevo mi quijote por el mundo Un padre quijote que se abisma en los caminos que le propone Buenos aires Listo para navegar todas las calles y su gente En el horizonte de sus sueños En la posible sorpresa de su ternura Con asombro que siempre es ir bien predispuesto Lo que marca la ley y el buen entendimiento Las huellas en las sombras de tu abrazo donde a veces me enciendo Y otras veces me voy apagando.