Frio para un parto en medio del oceano, voy llevando la balsa en el medio del pacifico, con las ganas de cantar mi llanto, por tanto nacimiento, por tantas ganas de vivir. Una brisa celeste como el cielo y cuando llega la noche las estrellas titilan sangre de aromas tibetanos El cordon umbilical del tiempo, de recostarse en el asombro; de las raices que acechan por tanta renuncia, escribiendo la espuma marina. y una mujer que da su llanto en el grito , su niño, su bebe minusculo y el movimiento del mar, porque duele el mar en sus manitos, en sus ojos recien nacidos, como un gran sueño, como la ultima verdad, la eterna danza de la leche desde tu pecho; y la balsa va siempre hacia adelante, el llamado a vivir, con tu nombre como una perla, llena de luz, como un topacio. Hay piedras en tu alma, tan brillantes como un diamante. Piedras que son nacidas a martillo, a hierro bruto, para amar la escritura en las velas viento arriba.