Thursday, October 12, 2017

El eterno paisaje de la comunidad, donde nos entreveramos o nos atravesamos en busca de nuestros rincones, de algún alimento, de alguna conexión con nuestra naturaleza interior, dada a la buenaventura de un centavo milagroso, de una materialidad selvática, como los pechos de una madre que nos reconoce, que nos enmienda o nos cura cuando nos sentimos a merced del bruto silencio que lastima, que orada la tierra que a veces sembramos, la tierra de invierno que recogemos abismados por los vientos y los ciclones y los inmensos huracanes del llanto, por todos esos hospicios donde nos fuimos perdiendo a nosotros mismos, donde intentaron rescatarnos y no pudieron, por todos nuestros inmensos bloqueos, paredes, muros, escudos, corazas de nudos interiores como cerraduras que no abren, como niños que agonizan dentro de inmensos inodoros tapados de mierda, asi a veces los trata la vida con todas sus leyendas, sus cuentos, sus mitos y una vez mas al salir de los corazones hambrientos, con total puntualidad, las manos llenas de barro y ceniza, en la fecha del cumpleaños donde los cuarteles, los uniformes, las armas de la literatura, los inmensos cielos argentinos que estallan de sonrosadas nubes campestres donde vuelve a nacer caballo, donde se hace potro, se galopa a si mismo en las regiones del vientre de mama, en la región de su sonrisa, los potros adolescentes, con sus mañas, en el ombligo de la mañana de una cama para parirse, para desatarse antes del diluvio, antes del funeral, por el llanto adolescente de unas manos tapiadas en la entera psiquiatría del adiós, de la tentativa por estar con ellos, en la misma mesa tal vez como estallando de gratitud, de hermosura, por tanta belleza y felicidad reconquistada.

No comments: